viernes, 19 de agosto de 2016
Hasta siempre, Sefarad. La expulsión de los judíos
En 1492 Isabel de Castila y Fernando de Aragón, más conocidos como Reyes Católicos, decretaron la expulsión de los judíos de sus reinos. Los judíos no eran un pueblo extraño. Todo lo contrario, eran tan españoles como los cristianos. Llevaban viviendo en España desde tiempos del Imperio Romano. Habían sobrevivido a los reinos godos, a la ocupación bizantina durante los siglos VI y VII, a los vaivenes de Al-Andalus y se habían asentado con éxito en los reinos cristianos que aparecieron en la alta Edad Media. Una comunidad tan antigua que lo había resistido todo no pudo resistir, sin embargo, la emergencia del mundo moderno, que aspiraba a la homogeneidad e identificaba la religión del soberano con la de sus súbditos. Los judíos expulsados hace ya más de 500 años se llevaron consigo una lengua que aún hoy muchos conservan, el judeoespañol o sefardita, lo que permitió a la posteridad seguirles la pista. Se tardó siglos en reparar tamaña injusticia. Su historia es también historia de España.
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Gracias por esta contrahistoria, mas allá de la historía en sí, las proyecciones y analogías históricas son de pensar ¡cierto!
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